María de los Remedios Varo y Uranga, conocida como Remedios Varo, nació el 16 de diciembre de 1908 en Anglès, Gerona.
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| Retrato de su abuela Josefa |
Vivió en una sociedad tradicional con su colegio de monjas, pero también con su academia de arte, vivió en donde las mujeres se dedicaban a la costura y al duro trabajo, participó de una cultura heredada por su madre originaria del país vasco y a la vez, de otra heredada por su padre, quien era andaluz, agnóstico, hablaba esperanto y le enseñó dibujo técnico. Remedios fue miembro de la Escuela de San Fernando en Madrid, pero también formó parte de una familia que viajaba mucho, debido al trabajo de su padre, ingeniero especializado en obras hidráulicas.
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| La familia Varo en Figueras, en 1913 |
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| La familia Varo en Madrid, en 1918 |
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| Varo y su abuela Josefa Zejalvo |
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| Manuel Viola RemediosVaro y Esteban Francés en Barcelona |
Se casó en 1930 con Gerardo Lizarraga, compañero de estudios en la academia, viviendo con él en París y en Barcelona. Su carrera empezó haciendo retratos, pero cada vez se interesa más y más por la pintura vanguardista, que comparte con Esteban Francés, con quien en 1935 realizó una serie de obras siguiendo la técnica del cadáver exquisito. Durante la guerra civil española, Remedios optó por el lado republicano. Durante este período y gracias a su activo soporte a los antifascistas, conoce al poeta Benjamín Péret, con quien parte a París. En ese periodo se relaciona con Max Ernst y Magritte y conoce a la también pintora Leonora Carrington, con quien mantendrá una profunda amistad durante toda su vida.
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| Serge, Peret, Varo y Breton en Marsella, 1940 |
Gracias al gobierno mexicano de Lázaro Cárdenas que ofrecía protección a los exiliados españoles, Remedios y Péret se asilan en México en diciembre de 1941.
En 1947 se separa de Péret y parte a Venezuela, en una expedición científica, ahí, además de su trabajo de ilustradora entomológica, continuó enviando carteles publicitarios para Bayer.
En 1949 retorna a México, donde continuará con su labor de ilustradora publicitaria, hasta que en 1952 contrae nupcias con el austríaco Walter Gruen quien la convence de consagrarse totalmente a la pintura.
En 1955 le llega el reconocimiento, tanto a nivel popular como de crítica, tras su exposición individual en la Galería Diana en la cd. de México. Y en 1962 monta una segunda exposición individual en la Galería Juan Martín.
Durante su estancia en México, conoció personalmente a Frida Kahlo y Diego Rivera, pero estableció nexos de amistad más fuertes con otros intelectuales también exiliados, como Gerardo Lizarraga, Gunther Gerszo, Kati Horna, Chiki Weisz y Leonora Carrington además de con Octavio Paz, un gran admirador de su obra.
Su vida formó parte de muchos territorios, se integró a la vanguardia catalana y al París surrealista, habitó los desolados y desgarradores territorios de la guerra civil española, donde murió su hermano menor, y los de la ocupación nazi en Europa, pero, sobre todo, perteneció, por voluntad, al territorio de su refugio, donde creó un mundo mágico que estaba construido, lo mismo de colores, líneas y texturas, que de palabras y sueños. Su producción artística, un meticuloso y arduo trabajo lleno de crítica, humor y fantasía, está conformada por más de 360 obras, entre las que se encuentran óleos, dibujos, muebles, juguetes, máscaras, objetos, y un volumen de relatos, cartas a personajes imaginarios, fragmentos y otros proyectos.
Remedios pintó hasta que un día del otoño de 1963, su corazón, como uno de esos pájaros rojos que nacen de un poliedro de cristal delgadísimo al influjo de la música más alta, aleteó sobre las casas y los bosques resplandecientes y entró en la luz.
Esta es la maleta expuesta en homenaje a Remedios Varo en la muestra Las maletas catalanas, un paseo por el exilio catalán en México. Es mi particular homenaje a una gran artista, disfruté enormemente haciéndolo pues me permitió sumergirme con gran profundidad en sus obras y en su historia de vida. Retomé todo lo que encontré sobre ella y de ahí fue tomando forma la idea de lo que sería una maleta en su honor. Pensé en que además de llevar en la maleta las fotografías de seres queridos, llevamos siempre con nosotros otra maleta, la maleta del alma, donde van todas nuestras fantasías, nuestros deseos y todos esos seres que seguramente Remedios llevaba consigo a cualquier lugar.
La maleta está hecha a partir de una caja de chocolates que tenía por casa, papeles de reciclaje y papel de seda hecho a mano. Las figuras son de alambre y de diferentes papeles para generar ciertas texturas, como el papel de seda del gato y el cartón para los otros animales. Me inspiré en algunas de sus obras, una versión libre de Tránsito en espiral y el gato de Simpatía. El pájaro es frecuente en muchos de sus cuadros y decidí de que tenía que tener uno revoloteando alrededor. El sol y la luna también frecuentes en sus cuadros aparecen aquí iluminando el interior.
...Con la misma violencia invisible del viento al dispersar las nubes pero
con mayor delicadeza, como si pintase
con la mirada y no con las manos, Remedios despeja la tela y sobre su superficie transparente acumula claridades...
... Máquinas de la fantasía contra el furor mecánico, la fantasía
maquinal.
No pinta el tiempo sino los instantes en que el tiempo reposa.
En su mundo de relojes parados oímos el fluir de las sustancias, la
circulación de la sombra y la luz: el tiempo madura.
Nos sorprende porque pintó sorprendida.
Las formas buscan su forma, la forma busca su disolución.
Apariciones y desapariciones de Remedios Varo, Octavio Paz (fragmentos)
